Nadie discute que el entretenimiento vive una nueva época dorada con la consolidación de la revolución digital. Un panorama que ha multiplicado la oferta en los últimos años con Internet, las televisiones a la carta y las publicaciones electrónicas, para crear un universo de fantasía que forja legiones de seguidores. Fans cada vez más jóvenes de estos mundos paralelos que cobran vida en la literatura, los videojuegos, el cómico o el cine. De ahí el éxito de convocatoria, sobre todo en el sector adolescente y por tercer año consecutivo, de la cita con el ocio alternativo organizada por El Diario Montañés.

Pasaron ayer por Cantabria Alternativa, en el Palacio de Exposiciones de Santander, hasta 6.000 soñadores. Algunos fieles a sus héroes del cómic, o los videojuegos, el cine o las series… Fetichistas de curiosas piezas de coleccionismo o amantes de los disfraces.

Todos tan diferentes y al mismo tiempo tan parecidos; apasionados con decenas de excusas para perderse en esas realidades paralelas: «Aquí venimos a divertirnos porque nos encanta venir en grupo y disfrazarnos», celebró la santanderina Alba Moral, disfrazada de uno de sus personajes de manga favoritos. «Hay mucha, mucha gente, pero no estamos agobiados porque este espacio es muy grande, y como además no cierran al mediodía, hay tiempo para todo».

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Ella no participó en el concurso de Cosplay, pero se sumó al público que abarrotó el salón de actos del Palacio de Exposiciones en la que fue la cita estrella del día. Una competición vistosa, que  evaluó el disfraz y la teatralidad de los diez aspirantes, y que sellevó Tania Peña con su impresionante puesta en escena del personaje Sylvanas, del universo del videojuego ‘World of Warcraft’. Le siguió en el segundo puesto Ainoa Buendía de Guezala, con una entrañable aproximación a los protagonistas de la película ‘Pesadilla antes de Navidad’, entre ellos Jack Skeleton. Y en tercer lugar Carlota Agudo, que realizó una completa exposición teatral inspirada en Rey, de ‘Star Wars’. Todas esas vestimentas fueron lo más llamativo del día, pero la zona dedicada a los videojuegos le fue a la zaga en poder de convocatoria. Un lugar donde conviven los títulos de hoy y también los de antaño, con máquinas recreativas idénticas a las que antiguamente se jugaba en los bares. Es curioso que sean los más pequeño–los que nunca practicaron con esas reliquias– quienes más interés muestren por descubrirlas.

«Gusta ver los videojuegos, los muñecos, los ilustradores, todo el merchandising que venden y los pósters. A mí me encantan los pósters», confesó Miguel Traspuesto. «He comprado un par de ellos y me voy contento porque todo este ambiente está muy bien. Sobre todo si tenemos en cuenta que se hace en Santander». Como él, fueron muchos curiosos los que se acercaron a ver trabajar a los ilustradores invitados, entre ellos Esther Gili, Daniel Azconegui o Juapi. A muchos aún les sorprendió comprobar cómo este último utiliza el café para realizar sus ilustraciones inspiradas en ‘Star Wars’, ‘Batman’ o ‘El cuervo’, entre otras.

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Reliquias del cómic

En otro de los rincones algunos curiosos veteranos husmearon mercancía antigua. «Llevo más de 25 años vendiendo cómics y aquí he traído algunas joyas antiguas», explicó Juan José Moncada, propietario de J.J.Cómics (Barcelona). De lo más valorado, algunos ejemplares del ‘Capitán Trueno’, de 1960.

«Si buscas bien encuentras cualquier cosa que puedas imaginar, por rara que sea», aseguró otro de los visitantes, Nacho Ordovás. «Yo vengo a curiosear sobre todo videojuegos y cómics, pero veo que te puedes perder si tienes inquietudes por todo esto», comenta mientras se dirige a la zona de ‘Star Wars’, una de las fijas de este salón del entretenimiento. «Siempre tenemos gente preguntando, interesándose… Es lógico porque ahora, encima, con las películas, pues se ha generado más expectación». Carmen Garallar es integrante de la asociación cántabra de fans de la saga ‘Orden de Revan’, que ha traído al simposio una réplica perfecta del droide R2-D2. Un niño trató de comprender cómo es posible que ese artefacto se mueva y haga esos ruidos. «Lo pasamos muy bien viendo la reacción de los niños. Es entrañable», asegura Garallar.