La responsabilidad social de las empresas ya es algo intrínseco en el ecosistema de muchas compañías. Sin embargo, las nuevas demandas de la sociedad han puesto sobre la mesa otros conceptos como el cumplimiento de la Agenda 2030, la consecución de los Objetivos de Desarollo Sostenible (ODS) de la ONU o la sostenibilidad. Por ello, muchas empresas los han colocado en el centro de su estrategia y modelo de negocio. El uso de las nuevas tecnologías se convierte en clave para ayudar a las compañías a ser más sostenibles, competitivas y eficientes. Con esta nueva tendencia llegan los conocidos como emprendedores verdes, que buscan no solo dar una solución al mercado con sus productos, sino cuidar del planeta y lograr una sociedad mejor.
De esta concienciación medioambiental, de la sostenibilidad, eficiencia energética, economía circular, del cambio de mentalidad, así como del uso de la tecnología para lograrlo se habló en el Meetup que GoHub y LAS PROVINCIAS organizaron bajo el nombre de ‘Sostenibilidad, nuevo reto tecnológico’. GoHub es el hub de deep tech de Global Omnium para startups con soluciones disruptivas aplicables a agua, industria 4.0 y smart cities. El propósito de GoHub es ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas.
Para hablar de todo ello y mostrar lo que la tecnología puede hacer por mejorar el medio ambiente estuvieron Juan Peña, CEO y cofundador de Orbital EOS; Sergio Ferrer, director y fundador de Linkener; José Sierra, coordinador de la Agenda 2030 en Global Omnium; María Llorens, responsable de Marketing y Comunicación de Aimplas-Instituto Tecnológico del Plástico; y Agustín Ramírez, CEO de Aganova.
Sostenibilidad
Tras las presentaciones de las empresas que conformaban la mesa virtual de debate, los ponentes fueron desgranando la forma en la que la tecnología mejora la sostenibilidad. «La tecnología ayuda a las empresas a ser más competitivas y eficientes y esto se reporta en la sostenibilidad. Una empresa que no controla sus gastos energéticos no es competitiva, ya que malgasta y debe imputar esos costes al precio de sus productos», señalaba Sergio Ferrer. Esta idea era completada por Juan Peña que apuntaba que «la tecnología era un facilitador para hacer las cosas de forma más eficiente, reduciendo gastos, pero también reduciendo residuos e incidiendo en la sostenibilidad social, que a veces es la gran olvidada».
Por su parte, José Sierra añadía a lo dicho, sin ponerlo en duda, que «casi es más importante la actitud, la capacidad de las empresas e individuos para ir más allá y ponerse en modo disrruptivo, que el uso de la tecnología. El deterioro del planeta sigue proceso exponencial y se lucha mucho por conseguir mejorar que se pueden perder en un segundo, como ha pasado con la pandemia del Covid-19. La tecnología es necesaria, pero es importante la actitud transgresora».
Respecto a esto, Agustín Ramírez explicaba que «todas las acciones cuentan por pequeñas que sean. Siempre se puede mejorar la manera de hacer las cosas y hacerlo de forma más eficiente a través de la innovación, procesos, acciones, etc.». Por su parte, María Llorens aportaba la idea que «la sostenibilidad debía entenderse como tres pilares: la sostenibilidad económica, medioambiental y social. Es clave la I+D+i, según un estudio que hicimos, de cada euro invertido en actividades de Aimplas hemos reportado 7,2 euros a la sociedad».
¿Es rentable?
Según señalaron los ponentes, más bien se debe hablar mejor del coste que tiene no ser sostenibles y apuntaban que la rentabilidad está clara en todos los sentidos. Sin embargo, apuntaron que es algo que debe calar en la sociedad y en los sectores económicos y políticos. «No se puede ver la sostenibilidad como un extra, debe ser algo intrínseco a la empresa, la sociedad está ya concienciada de esa necesidad», afirmaba Llorens.
Sierra explicaba que «es posible utilizar los ODS para descubrir nuevos productos, modelos de negocio, necesidades y oportunidades al tiempo que mejoras la vida de las personas. Los estudios señalan que si los ODS se cumplieran antes de la fecha, se generaría un enorme mercado de oportunidades con miles de puestos de trabajo, por ejemplo».
Respecto al estado del emprendimiento verde en España, Peña señaló que «nuestro país tenía grandes emprendedores verdes y llevaban este concepto en el ADN. Igual su principal objetivo no es medioambiental, pero dentro de la estrategia de la empresa sí que se contempla y tiene un gran peso». En referencia a soluciones energéticas y tecnológicas en esta línea, Sergio Ferrer, añadió que «hay mucho desarrollo, pero es cierto que sigue habiendo sectores de la sociedad que el tema del cambio climático lo ven como algo muy lejano». A todo lo dicho, Sierra completó la idea con que «la mentalidad que tienen los emprendedores, con la innovación rompedora, lo que permite es acortar los plazos. Acercarnos a estándares en innovación y desarrollo que estaban muy alejados».
En cuanto a lo que necesitaría el entramado empresarial para comprometerse con esta sostenibilidad, los ponentes señalaron que para que se produzcan cambios, además de la presión social, sería importante que exista una relación directa sobre el coste y la sostenibilidad. La obligación de auditoria energética, etc., pero no termina de vincularse con el coste económico a la empresa o la persona. «Hay que poner en valor también lo que se hace bien. En este sentido, la industria y la administración está haciendo un esfuerzo y hay empresas que crean departamentos dedicados a ello. Queda mucho recorrido, pero se ha hecho muchas cosas en los últimos años».
Una palanca de cambio
«Este cambio que se está viviendo se ha acelerado con la crisis sanitaria y las consecuencias de las medidas que se han tenido que tomar para frenar el Covid-19. Este año estamos en el ecuador de los ODS, antes del coronavirus la Organización de las Naciones Unidas había detectado que los avances de la sotenibilidad en los ODS no era el esperado y se había decretado la década de la acción porque no se iba a llegar a cumplir. Sin embargo, y a pesar del Covid, se está discutiendo ahora un nuevo modelo de desarrollo económico en el que los ODS están en el centro», apuntaba el coordinador Agenda 2030 y ODS de Global Omnium.
A esto añadía Sergio Ferrer que «el planeta es un globo donde vivimos todo y al igual que ha pasado con el virus, las cosas que pasan en un lado llegan a todo. Esto nos ha permitido que los negocios se replanteen. En España buena parte del PIB viene del turismo y los servicios, este virus ha parado el país y puede hundir la economía. O empezamos a hacer un modelo en el que lo básico esté cubierto o no vamos a poder avanzar».
«El Covid lo que nos ha demostrado es que hasta lo imposible se puede hacer posible», añadía Ramírez y también que «el parón obligado que hemos hecho durante estos meses ha permitido a las ciudades, países y al planeta mejorar mucho medioambientalmente. Se nos ha demostrado que si hacemos cosas se puede mejorar y cambiar».
La innovación permite detectar necesidades incluso antes de que surjan, señalaba Sierra al contar que «hace dos años dentro de Global Omnium alguien pensó que estaban apareciendo nuevos contaminantes, nuevos riesgos sanitarios en el agua y se pone a trabajar en ello. Esto nos ha permitido estar a la cabeza de la detección del Covid en el agua y nos ha posicionado en el mercado. Las empresas deben anticipar riesgos y trabajar en evitar estos impactos y cómo una situación excepcional como la que se ha producido te permite entrar con ventaja si estás trabajando en este sentido. Las grandes crisis se deben ver como una gran oportunidad para salir reforzadas».
De como se puede se puede contribuir a la economía circular habló la responsable de Comunicación de Aimplas. «En estos momentos lo que sucede es que la población está creciendo mucho, se necesita producir más y se generan más residuos y este modelo no es sostenible. Hay que cambiar de modelo a uno en el que se reutilicen los productos. Se introduce el concepto de ecodiseño, donde ya se sabe qué va a pasar con ese producto a lo largo de su vida útil y cuando ya no lo sea. Bien se reutiliza o bien se reciclan sus componentes».
Este término no solo lo deben asumir los sectores empresariales sino que también la sociedad en su conjunto. «Mientras las materias primas han sido abundantes y baratas hemos producido derrochando, hoy en día existe cierta escasez en materias primas por lo que lo no nos queda otra que producir con una mentalidad de economía circular. Esta necesidad también se ve en la sostenibilidad y el cuidado medioambiental», apuntaba José Sierra.
Para concluir, Sergio Ferrer señalaba que «es una forma de volver a nuestros orígenes. Cuando analizas el PIB a nivel nacional ves cómo la economía de España está en el aire y que algo como el Covid puede paralizarla. Teniendo en cuenta que a nivel nacional no nos sobran las materias primas y que las empresas pueden realizar el mantenimiento de los productos se consigue generar una cadena de valor que repercute tanto en la economía pues produces en España, como en la sociedad y el medio ambiente al ser más sostenible».