• El decano de la prensa diaria en España renueva su compromiso informativo con la provincia

Testigo directo del devenir de todos los acontecimientos que han forjado la historia de Palencia a lo largo de los últimos treinta años. Esta es la impronta que caracteriza a El Norte de Castilla desde que, allá por febrero de 1988, abrió una delegación estable en la capital palentina, con el fin de reforzar el compromiso informativo que ya venía manteniendo desde sus orígenes el periódico decano de la prensa española con la provincia de Palencia y sus gentes.

Porque Palencia y su gente, nombre que encabezaba la columna de opinión diaria que durante décadas fueron compartiendo quien fuera delegado durante 28 años, Javier García Escudero, y el redactor Fernando Caballero, son, sin duda alguna, no solo el objetivo, sino también la causa por la que día a día, desde hace ya más de treinta años, un equipo de profesionales sale a la calle para transformar su esfuerzo, su conocimiento y también la ilusión por su trabajo en un ejemplo de periodismo, «con una apuesta por la información veraz, cuidada y contrastada», tal y como manifestó el alcalde de Palencia, Alfonso Polanco.

Y ese compromiso continuado con la información se vio ayer recompensado con el caluroso abrazo que ofreció la sociedad palentina a la plantilla de El Norte de Castilla en la fiesta del trigésimo aniversario de la edición de Palencia, que se celebró en el patio del Palacio Provincial, y con la que el propio periódico quiso devolver este reconocimiento a los palentinos con un premio concedido a uno de sus más ilustres hijos, el arquitecto y fundador de la Fundación Santa María la Real, José María Pérez ‘Peridis’.

El Norte caminó además de la mano de una empresa como Gullón, que celebra también su 125 aniversario y no quiso perder la oportunidad de patrocinar la fiesta del periódico, que contó también con la colaboración de las empresas y entidades Carrefour, Clece, Vicauto, Ayuntamiento de Palencia, Todo Embalaje y la Diputación Provincial.

Fue precisamente la presidenta de la institución anfitriona, Ángeles Armisén, quien quiso destacar durante su intervención esa vocación de cercanía de El Norte a la sociedad palentina, «que os hace grandes y da a entender que vais por el buen camino de la interrelación y la conexión con los ciudadanos, que nunca debe perderse».

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Julio G. Calzada, Delegado de El Norte de Castilla

«Palencia es punto de encuentro en el que hace más de siglo y medio fijó sus ojos El Norte de Castilla para abrir su segunda sede, una iniciativa que rondó por los planes de la empresa hasta que el 4 de febrero de 1988 llegó a la calle la edición Palencia. Desde esa fecha, cada mañana llega a los palentinos con la historia del día, como las noticias que cuentan afanes, ilusiones y alegrías de sus habitantes. Y hoy la tecnología nos hace, además, punto de encuentro, para todos los palentinos, incluidos los 80.000 repartidos por todo el mundo».

Alfonso Polanco, Alcalde de Palencia

«Es muy preocupante esa fiebre por la inmediatez, por ser el primero sin importar si la fuente de la información es fiable, por ser el que más ‘me gustas’ o reproducciones consigue. Sinceramente, creo que esta carrera no nos lleva a nada bueno, y por ello es tan importante poner en valor que medios como El Norte de Castilla sigan haciendo una apuesta por la información veraz, cuidada y contrastada. Por primar la calidad frente a la rapidez. Por tener siempre en cuenta la versión de la otra parte. En definitiva, por ser profesionales».

Ángeles Armisén, Presidenta de la Diputación

«Debéis mirar al futuro con confianza, porque los caminos por los que ya se mueve el Norte de Castilla en este sentido son los idóneos y si además hablamos de un medio que sabe superarse a sí mismo y a continuar adelante con decisión, es El Norte de Castilla. Estáis preparados para afrontar la adaptación a los nuevos tiempos y a sus particularidades. La información, tanto en papel como ‘on line’, es un referente en la provincia y el acceso a la misma desde los numerosos soportes fijos o móviles que existen es una realidad».

Javier Urbón, director de Relaciones Institucionales de Gullón

«No puedo olvidar tampoco un elemento fundamental que nos une, que no es otro que el compromiso con Palencia. Compartimos el objetivo común de apoyar a los nuestros y generar riqueza en las comarcas en las que estamos asentados. Apostamos por la provincia, por el entorno rural, y por su gente sencilla y trabajadora que pelea día a día por hacerse un hueco en esta tierra. Han sido 30 años en los que hemos crecido a la par, no sin dificultades, avanzando en un camino que nos ha hecho ser más fuertes».

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El ilusionista Peridis

Aunque su vitalidad y su energía darían para encender buena lumbre, a los 76 ‘abriles’ uno debe guarecer su osamenta del frío, sobre todo de ese idiosincrásico frío de Palencia que tanto recuerda. Y qué mejor resguardo que una buena manta de lana, exponente máximo de su famosísima industria pañera. Palencia siempre ha arropado a José María Pérez ‘Peridis’, y El Norte de Castilla quiso hacer ayer un guiño al arquitecto, dibujante y humorista con un abrigo simpático y genuino, revelador del cariño y la admiración que el decano de la prensa española le profesa. Fue el detalle del todo, de esa gala de celebración del trigésimo aniversario de la puesta en marcha de la delegación del diario en Palencia que tuvo a Peridis como premiado especial, por su constancia y su tesón en la difusión y la divulgación del patrimonio cultural de Palencia.

Dejó Peridis apartada la portada de El Norte de Castilla en la que la imagen detallaba el momento en el que la Reina Doña Sofía le hacía entrega del premio Europa Nostra por la rehabilitación del monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo, allá por julio de 1988, y dejó también a un lado al conductor de la gala, el mago Miguelillo, para hacer él de ilusionista.

No con la manta palentina, sino con un pañuelo que pidió prestado a Miguelillo, Peridis cubrió el atril y se convirtió en ilusionista. «Lo que pasa es que la ilusión que tuvimos en Aguilar era más difícil todavía. En el año 1977, lo que hay debajo del pañuelo era la espadaña del monasterio, una ruina, y viene un ilusionista y empieza a hablar con la gente, porque ve que hay una ruina muy grande al lado de su casa. En Palencia había un delegado de Bellas Artes, Ángel Sancho, y el ilusionista le llamaba y le decía que debajo del pañuelo había una ruina del monasterio que se estaba cayendo. Me dijo que hiciera gestiones en Madrid, me encontraba con un cartero que iba a ver y enseñaba la ruina y el ilusionista, o sea yo, miraba la ruina y el cartero me decía que allí estuvo Unamuno en 1921, y cuando vio el monasterio dijo que hasta una ruina puede ser una esperanza», comenzó diciendo Peridis, que habló de que esa ruina, cuando él era pequeño, «servía para sacar dinero para ir al cine».

«Había allí un letrero que indicaba que era monumento nacional y estaba prohibido el paso, y también otro que avisaba de que, para verlo, había que llamar al guardia, que si no está había que ir a buscarle al bar el Faro. Venían los catalanes y era la oportunidad para los niños que estábamos al lado del monasterio, inventamos el turismo de aventura, porque les llevábamos por donde más peligro había para forzar su generosidad, y ellos nos explicaban que eran los capiteles, los arcos, los cimacios, y nos regañaban porque teníamos así el monasterio», recordó Peridis, como también recordó a Santiago Amón, amigo entrañable que falleció junto a Rosa de Lima y Alberto Acítores en accidente de helicóptero cuando se dirigían a ver recoger a Peridis el premio Europa Nostra.

«Santiago Amón decía que en Palencia había que declarar monumento nacional a todos los palentinos, y que, al que se portara mal, se le abría un expediente de desafectación. Por la amistad que me unía a Don Santiago, yo os declaro a todos los presentes monumento nacional. Y al Norte de Castilla, Patrimonio de la Humanidad», prosiguió Peridis, que afirmó que El Norte de Castilla «tiene la suerte de estar en una provincia donde hay buena gente y algún que otro ilusionista que tuvo la suerte de imaginar que debajo de aquella ruina, debajo de este pañuelo, había una joya de la que podíamos sentirnos orgullosos y nos permitiría recuperar nuestra memoria y hacer que aquello que era una carga, se convirtiera en una fuente de riqueza». Quitó a continuación el pañuelo, y allí estaba, sobre el atril, el vacío que significaba la ruina, y frente a él, mirándole, la ilusión y la esperanza de todos los presentes.